Abstract
El notable avance en materia de derechos humanos, especialmente a partir de la
segunda mitad del siglo XX, ha permitido el replanteamiento de los roles que históricamente
la sociedad había asignado a las personas en razón de su sexo, lo que ha llevado a equiparar
en oportunidades y derechos no solo a las mujeres, como sujetos de especial tutela, sino
también a los hombres que han conseguido aprovechar estas corrientes de transformaciones.
Las modificaciones socioculturales que han invadido las estructuras familiares, han
provocado cambios orientados a redistribuir las tareas y obligaciones de sus miembros, lo que
ha provocado que ambos conyugues -entre los cuales, inclusive, puede no haber diferencia de
sexo-, asuman indistintamente las cargas domésticas en grado de paridad.
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