El intercambio epistolar y la prueba, pilares fundamentales en el juicio laboral
Abstract
Un trabajador de un restaurante intimó a través de telegrama obrero a su empleador,
en el cual adujo múltiples violaciones a la ley de contrato de trabajo, emitiendo
fundamentos válidos, pero sin poder probar la veracidad de éstos, y aunque algunos
pudieron tener sustento fáctico, hubo otros que no resistieron ni el mínimo análisis. El
empleador, respondió a través de carta documento cada uno de los reclamos e intimó al
empleado a que se presente en su lugar de trabajo a retomar su actividad; éste le contestó
con otro telegrama en el que manifestó sentirse injuriado y despedido indirectamente en
los términos del art. 242 de la LCT, dando por finalizado el intercambio epistolar.
La importancia de este fallo y la relevancia de su análisis radica en el estudio del
mismo, en poder reconocer los traspiés que cometió la parte actora desde el intercambio
epistolar, por ejemplo, al no ser racional y preciso con los planteos y con las pretensiones,
teniendo en cuenta la carencia probatoria de lo afirmado en los telegramas. Además,
dichas pretensiones, no fueron esbozadas en su totalidad en la demanda, lo cual dejó
entrever la imprecisión y la falta de coherencia lógica, que podría ser interpretado como
un actuar de mala fe.
Por otro lado, resulta enriquecedor observar el criterio y la metodología con el que
cada juez determinó la pretensión, analizó los hechos, valoró las pruebas y contextualizó
la situación controvertida. Es imperioso, destacar las disidencias ante un mismo hecho, y
sobre todo las diferentes formas metodológicas de abordar el litigio que tuvo cada
integrante del tribunal. Sinceramente es un excelente fallo para poder aprender.
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