Abstract
Frente a la realidad que presenciamos a diario y si nos enfocamos en el mundo
laboral, motor de la vida socio-económica, somos testigos de la evidente fragilidad de los
derechos de los trabajadores y su necesaria tutela judicial ante los embates a los que son
sometidos.
A pesar de presenciar mejoras en múltiples aspectos de la vida en comunidad, el
universo de las relaciones humanas es complejo y es proclive a serlo aún más. Los vínculos
sociales se enrarecen cuando existe un desequilibrio de fuerzas en las partes intervinientes.
Y el caso del nexo empleado-empleador es un ejemplo destacado para demostrar la
disparidad de poder en una relación. Es por ello que el andamiaje jurídico tiende a la
protección de la parte que se ve en inferioridad de condiciones, el trabajador, para que ante
una potencial agresión a sus derechos pueda contar con posibilidad de defensa.