Abstract
El género como categoría teórica de análisis toma las diferencias fundadas en el sexo
para transformarlas en desigualdades, dando lugar a una estructura jerárquica de poder en
donde lo masculino se ubica por encima de lo femenino (Sbdar, 2015). Estas diferencias de
raíz sexual, son muy visibles en el campo del derecho de familia, sobre todo porque se
arrastran estereotipos socio-culturales que muestran una distribución de roles totalmente
desigual, pues mientras la mujer queda relegada a tareas domésticas, el varón actúa como
proveedor de recursos económicos del hogar (Famá & Herrera, 2007). Es incluso sobre ellos
que se han regulado jurídicamente las relaciones familiares, contribuyendo a la
discriminación y violencia contra la mujer (Bergés, 2006) lo que ha generado que muchos de
sus reclamos en esta área del derecho se vean rebatidos.