Abstract
La educación en tiempos de pandemia implicó desafíos inéditos. Escuelas y familias
debieron aceptar la nueva realidad y con ella, sus responsabilidades también se vieron
modificadas.
La tecnología ofrecía en este contexto una oportunidad para sostener el aprendizaje en la
distancia. Quedó claro el rol de los padres como acompañantes necesarios para mediar entre
las pantallas y los niños más pequeños, sin la autonomía suficiente para llevar adelante solos
el proceso educativo. La educación desde el hogar sobrecargó las dinámicas cotidianas de las
familias, atravesadas por una convivencia de tiempo completo, repartiendo su tiempo entre
teletrabajo y acompañamiento pedagógico de los hijos. El impacto de las tecnologías en las
prácticas educativas nos interpela y abre el debate.
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