Abstract
El delito de lavado de activos supone la estructuración de patrimonio para la silenciosa introducción en el mercado de dinero ilícito.
Precisamente, el abogado como profesional del derecho y conocedor de la norma nacional e internacional, deviene una herramienta necesaria para desarrollar mecanismos sofisticados tendientes a obtener el resultado buscado por el beneficiario del lavado.
Ante esto, se puede establecer que el abogado se desenvuelve en diferentes roles, como defensor particular, asesor corporativo, y con dedicación hasta exclusiva en tipos de gerenciamiento de familias. Esto genera una problemática al momento de determinar si, a consecuencia del lugar que ocupó, no se genera responsabilidad penal del abogado en el delito de lavado de activos.
Entonces, habrá de preguntarse, ¿Comete delito el abogado que asesora a su cliente que perpetra el delito de lavado de activos? o si, por el contrario, su accionar se encuentra amparado por la normativa vigente.