Abstract
A la hora de hablar de inclusión escolar o educativa, solemos acordar que todas las personas con alguna discapacidad tienen el derecho de ser educadas, de recibir educación. Ahora bien, las escuelas e instituciones que reciben a personas con necesidades educativas derivadas de la discapacidad, ¿Se encuentran preparadas para cumplir su rol? ¿Insertar, colocar, aceptar, a un alumno con discapacidad en una sala o aula, es incluir? ¿El docente que se propone comenzar un camino educativo con un niño que posee características o necesidades especiales, lo logra? ¿Cuáles son las barreras con las cuales se encuentra?
Las creencias deben ser cuestionadas, y en especial aquellas que indican una mirada deficitaria de la diversidad.
Es posible y necesario una reforma educativa, un cambio cultural, para comprender que no hay personas que no son capaces de aprender, sino sistemas, contextos y prácticas educativas incapaces de enseñar.