La industria del software y recomendaciones para la inserción internacional de empresas argentinas
Author
Olivato, María Laura
Abstract
A partir de la devaluación argentina en el año 2001 las empresas comenzaron a sustituir importaciones. Las empresas desarrolladoras de software también. Y como sabían como
hacerlo, comenzaron a exportar este servicio.
Pero recién en el año 2004 el sector fue tomado en cuenta por el estado nacional. El poder legislativo sancionó la Ley N° 25.856 que declara al software como una industria. Mas tarde ese mismo año, sancionó la Ley N° 25.922 de Promoción de la Industria del Software. Esta última además crea el Fondo Fiduciario de Promoción de la Industria del Software (FONSOFT). Este tiene por objetivo servir de apoyo financiero a las empresas para distintas clases de proyectos ya sean de investigación y desarrollo, capacitación de
recursos humanos, programas de mejora en la calidad de procesos, entre otros.
En Argentina existen más de 600 empresas del sector, que emplean a 61.000 profesionales de los cuales 15.000 trabajan exclusivamente en el ámbito de la exportación. Hay 14 clusters en todo el país que agrupan a empresas e instituciones del sector. Su principal actividad es la promoción y desarrollo de la industria.
Argentina es el líder latinoamericano en el rubro, no sólo por el volumen en dólares exportados, sino por la calidad del software. Pero aún así existen distintas dificultades
en el sector que necesitan solución para poder desarrollarse plenamente. Una de estas dificultades tiene que ver con la disponibilidad de los recursos humanos. Son escasos. Las empresas demandan más de lo que ofrece el mercado. Para solucionar este problema se están tomando medidas a nivel nacional y provincial en algunos casos. Hay carreras prioritarias y se ofrecen becas a los estudiantes. Pero también es necesario actualizar la currícula de las carreras, capacitar profesores y participar en la formación
de los futuros profesionales. Por el lado de las empresas se requiere mayor compromiso. Es necesario que participen en la formación de estos profesionales, capacitándolos, haciéndolos participar de la empresa y preparándolos para las nuevas necesidades del mercado.
Por otro lado esta el tema del financiamiento. En el ámbito privado, sólo el 8% de los créditos bancarios están destinados para esta industria. Y el problema que se presenta aquí son las garantías. Las PyMEs tienen su principal capital en los recursos humanos, lo cual no constituye garantía. En el ámbito nacional el FONSOFT provee
de créditos pero el proceso de evaluación de proyectos es poco claro. Los parámetros son bastantes flexibles lo que da lugar a que el evaluador tome decisiones con su propio
criterio. Además, existen requisitos que son un tanto difíciles de cumplir para las pequeñas empresas, las más necesitadas de crédito. Esto indica que por un lado hay que
establecer criterios de evaluación lo bastante claros como para que no haya discrecionalidad en la toma de decisiones. Por el otro, establecer requisitos más accesibles a las PyMEs.
Finalmente, las empresas se han enfocado en unos pocos destinos de exportación por una conveniencia de idioma. Pero el mercado es muy amplio. Hay que incentivarlas a
diversificar los destinos y los productos de exportación. Existen ocho áreas estratégicas prioritarias: agroindustria, salud, e-goverment, educación, contenidos dinámicos,
valueshore, cadenas productivas y turismo. Y si bien hay de derribar la barrera del idioma, como ya se conoce cuales son los productos mas demandados y los mercados mas demandantes, es prioritario desarrollar productos y servicios de acuerdo a estas nuevas necesidades del mercado.