El Agente Encubierto on line y la Inteligencia Artificial al servicio del ciberpatrullaje

Abstract

Nos encontramos atravesando una revolución a raíz del gran avance de la informática y de las comunicaciones acaecido en las últimas décadas, de dimensiones comparables, sino mayores, con la Revolución Industrial que vio inicio en Inglaterra allá por el año 1780. A solo un clic de distancia nos podemos comunicar, interactuar, contratar y relacionar con personas en toda la faz del planeta. Ello trae aparejado innumerables ventajas, pero también ha dado pie al avance de aquéllas organizaciones e individuos que, al amparo del anonimato que puede verse favorecido por este tipo de interacción, se dedican a la realización de ilícitos. Muchos de ellos son de naturaleza económica, habiendo sido un terreno propicio para el afincamiento de estafadores que, mediante el uso de la ingeniería social, engañan y desapoderan a sus víctimas que, muchas veces, ni siquiera acuden a formular la denuncia ante las autoridades, por diversos motivos. Ahora bien, también los agresores sexuales han visto en Internet un campo propicio para contactar futuras víctimas, sobre todo menores de edad. Es así que las autoridades tienen la obligación de aggiornarse a estas nuevas modalidades delictivas, por lo que en el presente trabajo propugnaremos la utilización de una figura antigua, como lo es la del agente encubierto, pero adaptada a las nuevas necesidades, es decir, para actuar en la web, en las redes sociales y en las salas de chat. Por lo demás, y teniendo en cuenta los avances de la I.A. (Inteligencia Artificial) y el uso de bots, es que también se propondrá la utilización de estas herramientas y medios para suplantar a las personas físicas que históricamente se han encargado de estas tareas, lo que redunda en grandes beneficios, no sólo económicos sino también en cuanto a la eficacia, para los Estados involucrados. Además, las mencionadas herramientas son de gran utilidad para un eventual ciberpatrullaje coordinado de todos los Estados firmantes del Convenio de Budapest, a fin de lograr el desbaratamiento de organizaciones criminales que, al amparo del anonimato de Internet y de la Deep Web, intercambian material de abuso sexual infantil. Para ello, se propone la creación de una biblioteca de dichas imágenes con su respectivo código HASH, a fin de que, de manera automatizada, dichos bots y/o Inteligencia Artificial al servicio de los Estados, busque de manera permanente a usuarios que almacenen, transfieran o comercialicen dicho material. Las bondades de la nueva era traen aparejados nuevos desafíos. Es deber de los Estados estar a la altura.